Mi nombre es María Elena Moyano Delgado.
Nací el 29 de noviembre de 1958, en el Distrito de Barranco, Lima. Mis padres son Eugenia Delgado Cabrera y Hermógenes Moyano Lescano. Mis hermanos son siete: Rodolfo, Raúl, Carlos, Narda, Eduardo y Martha. Soy casada, tengo dos hijos. Actualmente sólo me ocupo de mi casa y de mi organización. Vivo en el Sector 3, grupo 18, Mz P, Lote 15. Estudié hasta segundo año de Sociología.
Hasta la edad de cinco años conservo bonitos recuerdos de mi padre y mi familia. Vivíamos en Surco, en una casa cerca al parque y a mi colegio. Lo mejor de mi infancia fue el tener a mis padres juntos y a mi vida en el colegio.
A esta edad sabía leer y escribir. Asistía a la escuelita del parque. Sólo recuerdo el nombre de mi profesora: René. Mi primaria la hice en un colegio fiscal. Mi profesora se llamaba Asunción, era muy buena. Nunca pude sacar un diploma, pues era muy inquieta, ni podía estar como mis hermanos pegada a los libros. Pero nunca repetí un año escolar. Estaba en el grupo de las más palomillas de la clase, siempre haciendo travesuras.
Cuando vivía en Barranco o en Surco me sentía inútil. Aunque el primer día fué frustrante venir a un desierto. Recuerdo el primer día: nos dejaron con nuestras cosas. Estábamos mi madre y mis hermanos. Ellos ya eran un poco mayores; se peleaban para ir a comprar las esteras y los palos. Nosotras -mi hermana y yo- teníamos mucho miedo.
En la noche recién terminábamos de hacer la choza. Eran cuatro esteras como un cuadrado y una encima. Recuerdo que hacía mucho viento y de noche casi se salía el techo de estera. Era todo oscuro y sólo se escuchaba el silbido del viento. No teníamos ni vela. Toda la noche mi hermana y yo no dormimos. Yo, al igual que mis hermanos, le decíamos a mi madre que esto era horrible, le decíamos "¿y ahora que hacemos?", pero mi madre solo pensaba que al fin nadie nos iba a votar de las casas alquiladas y que algún día construiríamos nuestra casa. Ella nos indicaba donde estaría el baño, la sala, el dormitorio. Nos decía que todos tendríamos un dormitorio, y que si no alcanzaba el sitio, que haríamos una escalera de caracol para hacer más dormitorios en el segundo piso.
Yo recordaba cuando nos desalojaron de la última casa y nos embargaron los muebles, y tenía mas fuerza para soportar y esperanzas para tener una casa bonita con una salita, una cocina, un baño y los dormitorios. Ya no quería patio: teníamos uno grande, era el parque central, en el cual algún día también habría sitio para reunirnos y jugar voley.
Los primeros meses todos tratamos de parar nuestra casa de esteras y palos. Llegamos a tener varias habitaciones de esteras. Después participe en la parroquia. Armamos un grupo juvenil e hicimos un grupo de teatro para la Semana Santa, representando la pasión y muerte de nuestro señor Jesucristo. Pude tener el papel de Magdalena alguna vez. Eso era todos los domingos. Los días particulares iba al colegio, que quedaba en Surco. Se llama "Jorge Chavéz". Recuerdo que salía con mi hermana a las 5 de la mañana a hacer cola para que nos llevara la línea 55, que nos dejaba en la entrada, cerca de Higuereta. De ahí caminábamos creo que cerca de media hora. Estábamos en la selección de voley del colegio y regresábamos en las tardes a entrenar.
Recuerdo también que pasamos momentos de mucha hambre. Mis hermanos no trabajaban y mi madre no conseguía trabajo para lavar. Sin embargo siempre regresábamos para almorzar. Para mi madre, todo lo que era estudios era lo primero. A veces le mentíamos que llevábamos cursos en las tardes para que nos diera los pasajes para ir a entrenar. En la época de verano jugaba voley en los campeonatos de Villa.
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